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Claves para afrontar la muerte de una mascota

La muerte de una mascota es un acontecimiento profundamente doloroso. El impacto que genera varía en función de cada persona, destacándose dos grupos especialmente vulnerables y propensos a experimentar un proceso un poco más doloroso: las personas de la tercera edad y los niños. Para estos últimos puede resultar especialmente difícil comprender esta pérdida, ya que desde pequeños han estado acompañados por una mascota y les es difícil digerir un hecho de esta magnitud. Para un adulto mayor la capacidad de asimilar realidades es otra, aunque también es un grupo especialmente vulnerable por el vínculo de años generado con la mascota y por la importante compañía recibida que suele mitigar escenarios de soledad.

Las personas que sufren la pérdida de una mascota no siempre están preparadas. Una muerte repentina, causada por un accidente, por ejemplo, puede ocasionar un importante estado de shock en quien sufre la pérdida, dificultando aún más el proceso de sanación. Mientras que procesos de deterioro largos, como una importante enfermedad, nos preparan de mejor forma de cara a afrontar el profundo trance que se avecina.

La muerte de una mascota suele ser comparable con la muerte de un familiar, debido a los estrechos lazos generados y a la íntima relación forjada. La culminación de este vínculo podría afectar la salud física y mental, impactando a los grupos de interés antes mencionados y a quienes eligen no tener hijos y generan una relación sumamente profunda con los animales.


Algunos consejos

1. Es de suma importancia poder exteriorizar las emociones y no fingir estados de animo irreales. Buenas compañías, bajar la auto exigencia y solicitar algunos días libres en el trabajo podrían mitigar este mal momento.

2. Otra de las claves es no culparse por el fallecimiento de una querida mascota, entender que no existe una explicación racional para todo y que no siempre los accidentes o enfermedades pueden prevenirse o justificarse con una explicación racional y justa.

3. Recordar los buenos momentos vividos y compartirlos es una excelente práctica, que podría convertir a la tristeza en alegría y hacer del duelo una etapa de lindos recuerdos.

4. Guardar los objetos preferidos de nuestra mascota es una linda forma también de otorgarle un espacio perpetuo en nuestras vidas. Sin embargo, esta práctica no es para todos, ya que algunas personas podrían experimentar un proceso más largo y doloroso de sanación.

Hay que tener claro que cada mascota es única e irrepetible, y que no se debe tratar de sustituirla por otra, sino más bien aceptar que cada una ocupará un lugar distinto en nuestras vidas.

Probablemente no será fácil olvidar a nuestra querida mascota, pero con el paso del tiempo el dolor, la pena y tristeza irán pasando. Llegará un momento en el que eventualmente nos sintamos seguros y abiertos a recibir a una nueva mascota en nuestro hogar.

La clave está en asumir que este difícil momento en algún instante llegará y que debemos estar preparados mental y emocionalmente para afrontar con entereza este difícil momento.
En definitiva, el fenómeno de la muerte es inevitable, y como tal, hay que aceptarlo.

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